Crítica y ensayo. Desde luego, no ajenos —«tentación de la palabra»— a la poesía y a la traducción. A menudo también los impone el «rumoroso silencio…».
Actividad profesional o sólo respuesta al efecto gratificante o molesto de un escrito. Ecuanimidad tanto en el elogio como en el rigor.
En textos para la prensa, más bien brevedad. Para las revistas, más extensión, pero sin exagerar. En ambos casos, no «hacer literatura» ni exhibir conocimientos que pocas veces vienen al caso.
Cuando se trata de enjuiciar traducciones en verso o en prosa, lo óptimo, y muy poco posible, por no decir nunca respecto de la narrativa, sería comparar original y traducción. No siempre resultan fiables las versiones.
Igualmente labor servicial y no servil.
Respetar la puntuación, la sintaxis del autor, la «respiración» de sus frases.